Su sueño era de lo más sencillo, antes de morir… pasar un verano sin fin bajo el sol, en una casita con techo de dos aguas de tejas color rojo ladrillo
Mural en en Metro Insurgentes Colonia Roma Cdmex, México
En ocasiones durante ese cafecito del descanso, Magnífico, quien, entonces se le conocía con un nombre diferente el nombre de su niñez, le preguntaba a su padre:
“Oiga Apito, y… ¿cómo así que Usté se madruga tanto? Vea, Usté siempre llega por acá a empezar el trabajo, antes de que yo siquiera me levante de la cama”.
Todas las noches Magnífico se dormía pensando en que al día siguiente se levantaría más temprano, e incluso, llegaría antes que su papá al cobertizo.
Su padre lo observaba fijamente, advirtiendo las ansias de crecer en el niño. Riendo de buena gana, contestaba:
“Pero oiga Usté, ¿cómo así que yo llego temprano, no le parece que más bien, Usté llega muy tarde, pues?
En el cobertizo había cinco vacas. Lencha, la típica vaca blanca con manchas negras, era la mayor de todas. Tenía quince años de edad. A los ojos de Magnífico ella era una anciana, hecha y derecha, pues había tenido… ¡nueve becerros! En un corral después del establo, mantenían ocho chivas, cada una tenía su nombre, al igual que los tres borregos. Por último, en la caballeriza había dos caballos; uno negro y otro pinto, además de una yegua blanca, y si por cierto, una mula prieta llamada Georgina.
Los cuentos En Inglés Comprar Facebook