Y cuando encontró… que de la pequeña semilla, de manera misteriosa y posiblemente hasta un tanto mágica, creció la matica robusta; entonces, se maravilló del milagro y suspiró satisfecho, sintiéndose pleno y realizado en su vivir
La menor, la niña Mariana, fue singularmente receptiva y cuando finalmente construyeron un trapecio, aprovechándose de un árbol de la finca, el mismo Magnífico se sorprendió de su capacidad de aprendizaje.
La semilla se sembró en tierra fértil, pues aunado a las cuestiones técnicas de sus artes escénicas, Magnífico les hablaba de su vida en ese mundo misterioso y tan llamativo de la vida del circo.
Al paso del tiempo, de esa semilla nació la matica y comenzó a crecer. A iniciativa de Magnífico, las hermanitas en colaboración con él, montaron el Magnífico Circo de las Hermanas Marroqui, un circo sin carpa, pero rebosante de espíritu y con presentaciones en la finca de la familia a las que acudían entusiasmados, los vecinos de los alrededores.