Bajo una inspiración del momento fue que encontró un nuevo comienzo
Tranquilamente, regresó a su casa y dejó una nota en la almohada de la cama: Mija, no se preocupe que voy en busca de una nueva vida para todos. Espero no tardar mucho en esta vuelta, tan pronto la encuentre, tal y como la quiero, me regreso. Fácilmente pasó desapercibido entre el gentío y dirigió sus pasos con total convicción al Terminal de Transportes. En su mente, todavía un poco adolorida, había concebido un plan y se encontraba más que satisfecho del plan y de sí mismo.
Montado en una buseta, se fue a buscar una finca a Caldas, a ese departamento de Colombia, cuya capital era precisamente la ciudad de Manizales, donde todo comenzó. Regresó al poco tiempo para organizar el trasteo de todas sus pertenencias a su nueva finca, ubicada en las faldas del Parque de los Nevados. Aparentemente tomó muy en serio la cuestión del calor porque la finca la compró al pie de los glaciales perenes del volcán Ruiz.
El viento corría desde Los Nevados en dirección a la finca, manteniéndola bien refrigeradita y a su gusto. La familia Marroqui se mudó a su nueva finca y misteriosamente, la mamá recuperó su apetito, volviendo a degustar de buenos desayunos y almuerzos.