Y así fue como una mañana, al despertar comprendió que había llegado el momento… de intentar algo nuevo
La rumba Ibarra, Imbabura, Ecuador
Mientras tanto, lentamente pasaron los días y sus correspondientemente largas noches, durante las cuales, la feliz familia, y sobretodo el más que contento padre de familia, se la pasaron de rumba, celebrando su magnífica y tan espectacular buena suerte, quien sin ser invitada, llegó a hacerles la espléndida visita a la familia.
Siempre generoso, compartió sus festejos con los vecinos. Al principio, los invitados se limitaron a los vecinos de la calle donde vivían. Pero, conforme la voz se fue pasando en el barrio, pronto llegaron de todas partes de la ciudad de Cali:
los conocidos y desconocidos, los allegados y los indiferentes. Al final, resultó en que la mayoría de ellos solo sabían que estaban muy buenos el guaro y el ron, y además, eran cortesía de la casa.
Pero todos ellos tenían un hecho en común, el haber llegado a tiempo de compartir la buena suerte, y la inmensa nueva fortuna, de la familia Marroqui.
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