¿Por qué es que se mueren los buenos, mamá? Porque se cansan de las maldades que les hacen los malos, mija
Colgó pensativa el teléfono. Las tres habían pasado por muchos problemas juntas. En varias ocasiones habían visitado a la coordinadora de disciplina, a la odiosa señorita Mercedes Cardona, quien desgraciadamente las conocía más que bien.
La señorita Mercedes medía 1,54 metros y pesaba la impresionante cantidad de 108 kg de abundantes rellenos corporales. Casi 1 kg por cada cm de altura. Era capaz de terminarse una bandeja paisa y todavía acomodarse unos buñuelos con su chocolatico, de postre.
Uno de los mayores castigos se los aplicó cuando las sorprendieron en el baño. Estaban escuchando las grabaciones hechas por Dora.
Desfilando en fila, las condujo a su oficina, donde escuchó las grabaciones una por una, mientras a ellas las mantenía de pie, frente a su amplio escritorio metálico de color gris. La pared atrás del escritorio tenía una virgen de Fátima con doce veladoras, cuyas flamas ondulantes tendían a hipnotizar a las alumnas mientras esperaban ser sentenciadas.
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