ella leía y el escribía
Se conocieron en un bar. Se trataba de una fonda dónde aún se escuchan aquellas antiguas milongas porteñas, una fonda entre de tantas de ellas, de esos lugares que aún se encuentran diseminadas por las tranquilas calles de Envigado, ese hermoso remanso de tranquilidad, enclavado al sur de un valle entre montañas, que comparte con la ciudad de Medellín.